Como panacea a nuestros problemas buscamos continuamente un equilibro. Esta búsqueda de un equilibrio estático es engañosa, porque en este planeta Tierra de dualidad, movimiento y cambios, el equilibrio está más relacionado con el ritmo y la homeostasis* que con algo fijo y permanente.
Como Seres Espirituales poseemos una serie de cuerpos, a modo de envoltorio, que facilitan a nuestro SER la encarnación en este planeta. En este video relato, de manera poética, el viaje de la conciencia que ha sido explicado por multitud de filosofías, las cuales han diferenciado y definido los diversos cuerpos energéticos del ser humano.
Al acercarse a la densidad del planeta Tierra, el Ser manifiesta tres cuerpos: el cuerpo mental, el cuerpo emocional y, por último, el cuerpo físico.
La búsqueda del equilibrio conlleva un equilibrio consensuado entre los diferentes cuerpos que posee el ser humano, así como una integración para actuar en coherencia y sentirse bien.
Como cada día, Luisa tomo el metro. A la misma hora, las mismas personas, el mismo trayecto. Una autómata se encaminaba al trabajo. Había pasado mala noche, nada raro en ella pero, esta vez, subía al vagón algo mareada. Como otras veces, desconectó de la sensación que su cuerpo la enviaba. Comenzó a respirar con dificultad, cerró por un momento los ojos y al despertar, estaba en el hospital
Una enfermera le explicó que había tenido un ataque al corazón.
En la mente de Luisa una pregunta: ¿porqué?
Mientras la enfermera le realizaba un cuestionario sobre cómo se había sentido los últimos días, Luisa fue cayendo en la cuenta en que su cuerpo le enviado multitud de avisos. -¿cómo no me di cuenta?- pensó.
“El trabajo sin prisa es el mayor descanso para el organismo.”
— Gregorio Marañón
Vivimos desconectados, no solo del cuerpo físico sino también de nuestras emociones. Hasta que un día “el cuerpo grita angustiado” paralizando nuestra existencia.
El cuerpo físico del ser humano es el resultado de la evolución de la especie y su adaptación a este planeta por millones de años. En él reside el aprendizaje de nuestros ancestros, y a través de el cuerpo se recibe mucha información del entorno. Información valiosa tanto para la subsistencia como para el crecimiento personal. Rutinas alteradas y un reloj interno descontrolado hace que aparezca una desajuste entre el reloj interno y el externo y las enfermedades.
El cuerpo físico del ser humano está constituido por una parte orgánica (el cuerpo con el que nos movemos y gestionamos la existencia diaria), y una parte etérica (cuerpo vital en el que se encuentran el aura, los chacras y el sistema de canales energéticos) complemento del cuerpo orgánico.
El equilibrio del cuerpo físico se relaciona con un adecuado mantenimiento del mismo y su sintonización con el ritmo del planeta. A modo general una rutina simple de mantenimiento del cuerpo físico ha de incluir paseos o ejercicios al aire libre, beber agua, comer sano y descansar. Para cada actividad es imprescindible tener en cuenta los horarios del sol y a la estación por la que se transcurre.
“El Corazón tiene razones que la Razon no entiende. ”
— JACQUES BENIGNE BOSSUEL
Le denegaban el ascenso y Carlos sintió como una sensación la invadía el cuerpo. Diversas emociones que no supo gestionar se agolparon y, sin darse cuenta, perdió los papeles. Se desató una ira incontrolable, tiró las carpetas al suelo y gritó a su jefa saliendo airado del despacho.
El cuerpo emocional o cuerpo astral dispensa la capacidad de sentir, desear, aspirar y atraer. En él se atesoran los sentimientos y emociones. La energía de este cuerpo nutre el cuerpo físico (orgánico y etérico).
Nutrir es clave en el cuerpo emocional y, para su cuidado, solo hay que hacerse una pregunta ¿de qué se nutren tus emociones?.
Aprender a gestionar las emociones es el mejor mantenimiento de un cuerpo emocional sano. Liberar tensiones reprimidas y no absorber energías que no corresponden es la clave para el bienestar.
Un cuerpo emocional equilibrado favorece la creatividad, la intuición y la percepción.
“la vida es eso que pasa mientras haces planes.”
— John Lenon
Marina Estaba orgullosa de cómo llevaba su vida. Era creativa, su mente siempre a mil, le ofrecía mil y una ideas. Desde un tiempo a esta parte, iba a todos los sitios corriendo, no le daba tiempo a hacer todas las propuestas que su cabeza le ofrecía; la ansiedad se había instalado en su pecho. Un día, mientras paseaba, su mente se revolucionó más de lo habitual, el pulso se aceleró y comenzó a tener visión de túnel; Solo quería regresar a casa y meterse debajo de la manta.
Acudió al médico, que como si fuera algo normal y sin importancia diagnosticó: “un mero ataque de pánico”.
El cuerpo mental tiene una vibración superior al cuerpo físico. Esta vibración implica una mayor revolución y velocidad. Cuando vivimos en la mente y en su ritmo, nos desconectamos del mundo físico y lo revolucionamos.
En el planeta Tierra todo lleva su tiempo, todo tiene sus ciclos, vivir en la mente implica una mala gestión del tiempo y que el cuerpo físico lo viva como impaciencia y estrés continuo.
El equilibrio mental implica habitar el cuerpo físico, enraizar, ralentizar, y adecuar el ritmo de la mente al ritmo terrestre.
Cuando el cuerpo físico, mental y emocional se encuentran integrados, se abren a la escucha del Alma (cuerpos superiores) y el Ser espiritual que somos se expresa conscientemente en esta vida humana.
Tanto para la vida como para cuando realices una peregrinación a un lugar sagrado, no descuides ninguno de tus cuerpos, en su equilibrio está el quid para recoger mejor la Sabiduría y los Regalos que otorga este planeta.
Se acerca el equinoccio, un equilibrio fugaz en el peregrinar anual de la Tierra alrededor del Sol. Y qué mejor momento del año que este para proponerse la búsqueda del bienestar y comenzar a potenciar nuestros diversos cuerpos.
Con Amor
Un guiño de hada, de hada peregrina
© Susana Ortega
Como panacea a nuestros problemas buscamos continuamente un equilibro. Esta búsqueda de un equilibrio estático es engañosa, porque en este planeta Tierra de dualidad, movimiento y cambios, el equilibrio está más relacionado con el ritmo y la homeostasis* que con algo fijo y permanente.