La confianza

La confianza, como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas las preguntas.
— Earl Gray Stevens
Confianza

Confianza

La confianza, tal como indica la frase de Earl Gray es un Arte, un arte que se cultiva diariamente. Comenzamos por confiar en que cada mañana volverá a salir el sol, y que cada tarde se pondrá. Seguimos sintiendo que nuestro día será maravilloso y nos abrimos a aquello que el Universo tiene para nosotros de una manera entregada, con la seguridad de que todo es positivo para nuestra evolución personal.

No podemos pensar en una evolución sin que nuestra mente planifique la misma, y para ello perseguimos objetivos. Muchos de los objetivos que nos ponemos son de “vital” importancia, y en otras ocasiones le damos el estatus de vital a cosas que no lo son. Nuestra co-creación con el Universo puede ser el nacimiento de una vida en la familia, conseguir un estatus social, un determinado trabajo, dejar la vida de esclavitud- a lo que sea-, encontrar el alma gemela, seguir un determinado estilo de vida, dejar ciertos vicios, cuidar nuestro cuerpo, superar una ruptura, enfrentarse a un descalabro financiero, perdida de un trabajo, escribir un libro…

No todos los objetivos son igual de “vitales” aunque todos pueden ser una prioridad dependiendo en que momento y etapa de la vida nos encontremos.

Es fácil confiar ante algo que planeas y que esta en tu mano conseguirlo (romper la monotonía, escribir un libro, cuidar el cuerpo). En este caso se cultiva la confianza en uno mismo y es fundamental darse el espacio y empezar a buscar la manera de que nuestro objetivo salga adelante. Es clave saber que somos nosotros los que manejamos nuestro destino, los que nos acercamos al mismo y los que nos alejamos con nuestros pensamientos negativos, somos nosotros los que construimos el Cielo en la Tierra al igual que podemos vivir nuestro propio infierno por no escucharnos…

Muchas veces nuestro objetivo nos limita es decir, elegimos un camino determinado alejándonos de nuestro verdadero camino. Idealizamos una vida ajena y la pretendemos hacer nuestra sin arriesgarnos a vivir nuestra propia vida. Con lo que ante el planteamiento de un “objetivo vital” lo más importante es escucharnos de verdad y confiar que si es nuestro destino se abrirá ante nosotros. Por supuesto hay que ponerse manos a la obra… que el destino hay que construirlo.

Hay situaciones en nuestra vida en la que “CONFIAR” son letras mayúsculas. Determinadas situaciones que no dependen de nosotros (activamente hablando) y que nos vienen dadas (ya sea por que nos lo hayamos pedido antes o por que nos ha tocado vivirlas); estas situaciones pueden ser enfermedades, descalabro financiero o perdidas de la fuente de ingresos. En estos momentos uno confía en el Universo, en saber que es copartícipe de cada cosa que sucede y que nuestros pensamientos generan una mayor apertura si lo realizamos desde la expectativa positiva y la acción que si nos movemos desde la inacción y la pesadumbre. Pero, es en estros momentos cuando Confiar se convierte en una herramienta mágica, claro que no solo nos dedicaremos a confiar que todo saldrá como queremos, sino que lo que saldrá es lo mejor para nosotros. La dureza de la situación puede desembocar en hacernos fuertes, madurar como personas o comprender al mundo desde otra perspectiva. Ante una situación durísima, confiar se convierte en un arma pues nos hace co-participes de la solución.

Durante los últimos días vengo reflexionando sobre la confianza y el confiar. El origen de mi pensamiento se derivo de la diferenciación entre confiar en que te llegará lo que busques y entre confiar que lo que llega es mejor de lo que buscas.

Cuando uno está en la zozobra y en la incertidumbre, escucha la palabra “confía” e irremediablemente su pensamiento lleva implícito que el término de sus males es cumplir las “expectativas”. Pero no tiene por que ser así.

Al crear nuestro destino debemos dejar abierta una puerta a la flexibilidad , a Universo, Dios, o la energía suprema. Confiar implica abrirse a las infinitas posibilidades que la vida nos ofrece y que pueden ser mil veces mejores que nuestra expectativa.

Cada vez que perfiles tu vida, hazlo de la mano del universo y aparecerán situaciones que nunca antes hubieras imaginado.

Saber que todo lo que sucede es lo mejor que puede suceder, no es ser conformistas; nos implica de lleno en nuestro destino, haciéndonos responsables de el. Y ante una situación que llega y que nos desbarajusta los planes, no hay que deprimirse o hundirse sino saber que de la mano de la situación que atravesemos nos llegarán las bendiciones.

Confiar no da las respuestas sino la tranquilidad de que lo que viene es perfecto.

Con Amor

© Susana Ortega