La búsqueda del Grial
El grial o graal, es considerado un recipiente sagrado, la vasija que recoge el elixir alquímico de vida. Como receptáculo es femenino y acoge en su seno las energías que proceden del universo. Su origen proviene de antiguo donde encontramos distintas culturas que contienen en su tradición un objeto sacro relacionado con la recepción de energías que proceden del cielo y bañan la tierra, otorgándole un carácter mágico.
Estas energías recibidas generan abundancia tanto en el terreno espiritual como en el material, dotando al bendecido por ellas pasión por la vida, éxtasis divino y fertilidad en todos sus proyectos vitales,
Varias de las representaciones de este recipiente sagrado lo encontramos en la cultura celta, como el Caldero de Dagda, el Caldero de Ceridwen o el caldero del otro mundo. Dagda es un Dios que representa al patriarca tribal y su caldero provee abundante comida sin agotarse nunca. El caldero ofrece regeneración y vida, pues devuelve a la vida a todo el que cae en sus profundidades. El puchero alquímico es removido por Ceridwen, en su interior hierve en una poción toda la sabiduría y conocimiento del mundo. Tres gotas del líquido formado otorgan al comensal la amplitud de mente y la recepción de todo lo acontece en el mundo visible y no visible.
Tan preciado objeto esta custodiado en el otro mundo, pues sus dones no participaban de las leyes de la cotidianidad, acceder al mismo es una prueba iniciática y pocos son los que descubren el tesoro. En una antigua leyenda galesa es Artur, un fuerte guerrero que mas tarde en la literatura será conocido como el rey Arturo, quien se adentra en el más allá con la tripulación de tres barcos, de esta expedición solo siete hombres regresan de esta aventura y deciden no comentar nada sobre los pesares acontecidos en su transito hacia el otro mundo.
Escritores posteriores retoman esta idea del Grial. En el siglo XII y principios del XIII es un tema recurrente. Coincidiendo con el tiempo que la Iglesia hace callar a los herejes el tema desaparece de la literatura, volviendo a resurgir posteriormente. En cada momento la leyenda toma algun cariz distinto pero siempre en la consonancia del caballero en la búsqueda de un objeto sagrado y misterioso.
El Grial toma forma de copa y es descrito como la utilizada en la última cena de Jesús. José de Arimatera recoge en su interior varias gotas de sangre en su cuerpo y en su viaje a las Galias y Britania portará el objeto repleto de los dones y la dicha que Jesucristo simboliza. Desde entonces un hombre, denominado rey pescador, es el guardián del Grial. Cuando este objeto aparece en Camelot, los caballeros sienten la dicha completa ante su visión. Hechizados ante aquel sentimiento de plenitud y unidad salen en pos del Grial. Tres caballeros son los únicos que volverán a ver el Grial: Sir Persival, Sir Bors y Sir Galahad. De los tres, solamente el caballero descrito como el mas puro, Sir Galahad, optará a tener en sus manos el Santo Grial.
La búsqueda del grial está inherentemente unida a la sensación de insatisfacción del hombre y a su necesidad de recuperar la unidad con lo divino. Esta necesidad no es más que el anhelo procedente del alma de una dicha plena conocida por nuestra pertenencia álmica a la unidad suprema. Nuestro sentimiento de separación que nuestra encarnación en la tierra produce, repercute en un inicio de búsqueda de algo más. Es entonces cuando el ser humano intensifica su deseo de unión con lo sagrado y crea un objeto que pueda recoger las energías cósmicas y divinas, otorgando al que lo posee el sentimiento de ser completo.
El camino de esta búsqueda y retorno al origen es lo que conocemos por vida. Nuestra vida es el sendero que recorremos de retorno a la unidad primigenia. Nuestras aventuras confabulan la historia del caballero medieval en la búsqueda continua del Grial. Muchas veces en nuestra búsqueda sentimos profundamente la carencia, sin darnos cuenta que vinimos a este mundo a sentir la separación para poder acceder a este proceso, es decir que nuestro objetivo vital es realizar el camino que nos retorna a la unidad en el que habremos experimentado las dichas humanas.
Todo sendero atraviesa valles y montañas, la belleza del paisaje es a veces desdeñada por nuestra fija mirada en el destino final, sin darnos cuenta que al final accederemos siempre y que el verdadero Grial es disfrutar de su búsqueda que es el regalo o don divino que nos ha sido otorgado en la tierra.