En el germen de todo… la Diosa

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Ya nuestros antepasados del paleolítico superior iniciaron la veneración de la creación suprema. El inicio de la espiritualidad y el contacto con lo Sagrado viene de antiguo, de muy antiguo, casi desde el principio de los tiempos dela Humanidad.

 El hombre en su contacto con el mundo, ante lo incomprensible o ante su propia naturaleza, conecta con algo superior, sagrado, inexplicado. De alguna manera necesita saber sobre sus orígenes, de dónde viene y, a partir de aquí, dibujar hacia dónde va.

 De esta época remota y antigua, se han encontrado figurillas representativas de lo que para el ser humano era la divinidad. De la observación de la naturaleza, en su comprensión del universo, entendió que la vida se generaba de la humedad, del agua, de lo femenino; por eso las representaciones encontradas eran vulvas, Diosas con el pubis marcado, grávidas. De alguna manera entendió que la creación era obra del misterio oculto en grutas, donde la humedad permitía la generación de vida.

 La Diosa gobernó la Tierra desde el 30.000 a. C. hasta el 9.000 a. C. con un poder absoluto, cálida, protectora, fértil. Tendió su manto sobre el ser humano y lo arropó con él, como una gran madre. Esta afirmación nos la demuestra la gran cantidad de diosas encontradas en Europa septentrional y también se han encontrado muchas en Oriente próximo.

 Las comunidades existentes en esta época distan mucho de lo que nos han mostrado en el colegio. El hombre de las cavernas no cogía del pelo a la mujer y la llevaba a la cueva, no tenía una preponderancia por sus cualidades físicas, y no tuvo un acceso mayor a la evolución por haber salido de cacerías ni la mujer menor por no haberlo hecho.

Se sabe con certeza que la estructuración de estas comunidades primitivas se basaba en la recolección y en la cacería. Aunque el rol de la recolección seguramente fuera femenino y el de la caza masculino, los dos roles permitían el vivir en igualdad, otorgando a la mujer una libertad y socialización muy grande, al ser la base de la economía dela comunidad. Realmente el que salía fuera y estaba aislado era el hombre y, al ser la cacería una actividad incierta, la recolección sería el eje central de la subsistencia. 

 Durante el último siglo se han estudiado mucho desde perspectivas diferentes estas comunidades, llegando a conclusiones importantes que distan mucho de mostrarnos una mujer dependiente del hombre porque tuviera una fuerza física inferior. Encontramos una mujer que, al tener mayor sociabilidad, generaba vínculos en la tribu, se movía en el espacio gracias a la actividad recolectora. Todo esto fomentó en la mujer una mente viva y  ágil. Muchos aseguran que la mayoría de los avances en herramientas para la propia caza, el lenguaje para la comunicación o el mismísimo fuego fueron invención de la mujer.

 Desde el 9.000 a. C. (en las primeras comunidades) hasta el 3.000-2.000 a. C. (en las últimas) estas sociedades que se constituían matrilinialmente  fueron evolucionando por diversos aspectos a una sociedad patrilinial, donde poco a poco la Diosa fue destronada y un único Dios usurpó su lugar.

 Durante estos años (del 9.000-3.000 a. C.) el cambio de concepto no fue lineal, ni tampoco de la noche a la mañana. Al igual que en la sociedad el nacimiento de la agricultura impulsó un cambio de estructura (de pequeños poblados nómadas o seminómadas a poblaciones sedentarias), el rol que se había caracterizado de igualdad entre los dos sexos fue cambiando. La agricultura y los excedentes de la misma otorgaron una base para el desarrollo del comercio y el desarrollo de la sociedad productiva. La propiedad, que hasta entonces había sido comunal, empezó a ser privada.

 La aparición de poblaciones mayores, dieron lugar a mayores avances sociales y la nueva estructuración de la sociedad otorgó un cambio de roles donde el hombre fue por sus características físicas (fuerza y no tener que depender de tener hijos), el que se desplazaba a las zonas agrícolas – que se habían empezado a especializar –  y poco a poco la mujer fue teniendo un menor papel en el mundo que se creaba. Las características de la mujer eran diferentes a las requeridas en este nuevo rol de distribución del trabajo. Así, el círculo social de la mujer se empezó a cerrar, su mundo quedó reducido a la familia y a una dependencia del hombre.

 Aunque el cambio que se realizó fue una diferenciación en la estructura de la sociedad, el cambio de paradigma va más allá que la diferenciación de sexos. La sociedad entró en la generación de excedentes, comercio, propiedad privada, explotación de recursos. Al existir excedentes, unas comunidades crecieron más que otras. Con el aumento desigual de la riqueza se generó también la competencia, el vandalismo y la necesidad de un ejército. Así, la evolución conllevó el florecimiento de artesanías, artes y profesiones que antes no se daban, pero también dio lugar a los primeros conflictos armados.

 Podemos distinguir en un mismo tiempo unos tipos de poblaciones donde su estructura no había “evolucionado” de esta manera, donde no había murallas, como en Creta, y donde se veneraba ala Diosaen el 2.000 a. C. Y otras donde ya en el 8.000 a. C. disponían de murallas defensivas, como Jericó.

 Los nuevos roles de la sociedad también entraron en la explicación del cosmos y del Universo, aunque no en todo lugar al mismo tiempo.

Dentro de la cosmogonía entrarían poco a poco dioses masculinos. En un primer momento de importancia menor, pero poco a poco le irían restando poder a la Gran Diosa, a la Gran Madre primordial.

 Así fue como la Gran Diosa empezó a necesitar de un Dios menor para regenerar la vida enla Tierra. De su unión dependería la fertilidad dela misma. Cada año se celebraba el matrimonio sagrado y su consumación otorgaba la continuidad de la vida en la Tierra. 

 El Dios, que había comenzado a existir como una deidad menor, celebraba el matrimonio sagrado con la Diosa.El rito del hieros gamos sería uno de los que conmemoraba esta unión. Se empezaba a distinguir entre una Diosa viva todo el año y un Dios anual que moría y renacía durante el mismo año.

 Poco a poco fueron apareciendo más dioses masculinos y femeninos. Los dioses masculinos comenzaron a tener los roles y características que desde siempre habían sido propiedad dela Gran Diosa y las deidades femeninas empezaron a perder poder, a ser hermanas o hijas del Dios que crecía en poder, representando muchas veces las partes más negativas de la gran deidad.La Gran Diosa perdía fuerza, y ésta la iban ganando el/los Dios/dioses masculinos. 

 Hemos de entender que el cambio en los roles no fue de la noche a la mañana y no fue premeditado, sino que la sociedad evolucionaba y así fueron evolucionando las creencias.

 Un ejemplo sería la epopeya de la creación o Enuma Elish redactada en lengua acadia hacia el1.750 a. C. La pareja primigenia, formada porla Diosa Tiamat – el agua salada – y su consorte Apsu – el agua dulce – engendraron a los dioses que permanecieron dentro de la Diosa, pero pronto empezaron a luchar entre ellos para buscar el poder, así que Apsu decidió matarlos a todos. Los hijos de la Diosa se enteraron de su destino. El Dios Ea (uno de los hijos), Dios de la sabiduría, mató a su padre y le reemplazó convirtiéndose en el Dios de las aguas (atribución dela Diosa desde tiempos remotos). Tiamat,la Diosa,  para vengarse, engendró una camada de dragones y los envió contra él, pero Marduk, hijo de Ea, hirió en el vientre a Tiamat y le partió el útero para, con su cuerpo desmembrado, organizar de nuevo el mundo que la Diosa había creado al principio.La Diosa fue relegada y pronto Marduk se deshizo de ella, pues no la necesitaba ni viva ni muerta.

 Las diosas empezaron a reinar sobre los reinos subterráneos, en las tinieblas. Lo que en un momento fue venerado como generador de vida, fue relegado a lo oculto, simbolizando lo negativo. No sólo  se le restaba poder sino que la irían convirtiendo en proscrita.  

 A partir del 1.750 a. C. comenzamos a encontrar leyes que, al regular la vida cotidiana, empezaron a tratar de manera diferente a la mujer que al hombre. El código de Hammurabi, tal como nos indicaba Gerda Lerner, es el comienzo de la institucionalización de la familia patriarcal como uno de los aspectos del poder del Estado. Refleja una sociedad de clases en la que el estatus de las mujeres depende del estatus social y las propiedades del cabeza de familia masculino. El código de Hammurabi se compone de 282 leyes que son tan restrictivas para la mujer como permisivas para el varón. Este cuerpo legislativo se centraba en regular la propiedad privada, los esclavos, la conducta sexual y de género de las mujeres. Diferentes conceptos del derecho a la propiedad que sólo podía ejercer el varón.  Así, encontramos 73 de estas leyes regulando el matrimonio y los usos sexuales.

 La formación del patriarcado como tal y la usurpación del trono de la Gran Diosa fue forjándose en momentos diferentes en las distintas áreas conocidas, oscilando este tiempo entre el 3.100 y el600 a. C. A partir de aquí podríamos decir quela Gran Diosa será un reducto y en pocos lugares y/o templos era honrada. Su pervivencia suprema tenía los días contados. El último templo dedicado ala Diosa fue cerrado en el siglo V d. C.

 Con esta idea en la mente, podemos valorar un poco mejor la evolución del ser humano. Comprender que seguimos evolucionando y que volvemos a lo que ya fue. Pues aunque la Diosa fue olvidada, no pudo ser erradicada y ha sobrevivido tras muchas caras, a veces en forma de virgen, otras de santa, pero lo más importante: ¡¡¡Ha sobrevivido!!!

  © Susana Ortega